domingo, 25 de noviembre de 2012

Desde que no estás.

El mundo se acaba, me quedo sin palabras por nada y no paro de llorar. Sufro en silencio, no hablo, porque ¿sabes?, nadie va a entender mis palabras como lo hacías tú, nadie va a conseguir hacer brillar mi vida como lo hacía mi hermana pequeña con su sonrisa. Todo es más difícil desde que no estás, Pequeña.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Un ídolo: Arturo Pérez Reverte, Mi admiración: Marc Levy.


Mientras lees puedes zapear a tu correo electrónico, escuchar música, ver imágenes y cosas así. Todo muy salpicadito, multimedia. Cuando lees, por ejemplo, «Tienen, por eso no lloran / de plomo las calaveras», puedes ilustrarlo con la foto de guardias civiles que hizo Robert Capa, escuchar a Estopa, ver cómo va el Madrid-Osasuna y mandar un emilio a tu churri anunciando que le vas a sorber el tuétano. Y ahí surge uno de los problemas. No con la churri, ni con García Lorca. Ni siquiera con la Guardia Civil. Surge cuando, en vez del Romancero gitano, lo que trajinas es el Oráculo manual y arte de prudencia de Gracián, Lord Jim o La Regenta. Entonces la atención necesaria se puede desparramar un poquito. Entre otras cosas. Porque leer no tiene nada que ver con eso. Me refiero a leer de verdad, en comunión estrecha con algo que educa tu espíritu, que te hace mejor y consciente de ti mismo. Que aporta lucidez, multiplica vidas, consuela del dolor, la soledad y el desamparo, aclara la compleja y turbia condición humana. Leer así requiere tiempo, serenidad concentrada, ritual. Cuando estás en ello, ni siquiera las bombas son capaces de romper el vínculo mágico. No hay comandante de avión que obligue a apagarlo para el aterrizaje, ni batería que te deje a medias; y si se funden los plomos, o como se diga ahora, el verdadero lector es capaz de seguir haciéndolo a la luz de una vela, de un encendedor, o a la luz de la luna llena reflejada en la arena de un desierto. Puestos a setas o a Rolex, aún hay más. He dicho que libro de papel y libro electrónico deberían ser complementarios; pero si me obligan a elegir, diré alto y claro que no hay color. Y que, llegado a ese extremo, la pantalla portátil me la refafinfla. 
AVISO: Los chicos que leen
 algo más que el marca,
 si son sexys.

Estoy harto de toparme con pantallas en todas partes, hasta en el bolsillo, y me niego a transformar mi biblioteca en un cibercafé. Con un libro electrónico, sea El Gatopardo o El perro de los Baskerville, no puedo anotar en sus márgenes, subrayar a lápiz, sobarlo con el uso, hacerlo envejecer a mi lado y entre mis manos, al ritmo de mi propia vida. No hay cuestas de Moyano, ni buquinistas del Sena, ni librerías como las de Luis Bardón, Guillermo Blázquez o Michele Polak donde los libros electrónicos puedan ocupar sus venerables estantes y cajones. Nada decora como un buen y viejo libro una casa, o una vida. Ninguna pantalla táctil huele como un Tofiño, un Laborde o un Quijote de la Academia, ni tampoco como un Tintín, un Astérix o un Corto Maltés al abrirlos por primera vez. Ninguna conserva la arena de la playa o la mancha de sangre que permiten evocar, años después, un momento de felicidad o un momento de horror que jalonaron tu vida. Y déjenme añadir algo. Si los libros de papel, bolsillo incluido, han de acabar siendo patrimonio exclusivo de una casta lectora mal vista por elitista y bibliófila, reivindico sin complejos el privilegio de pertenecer a ella. Que se mueran los feos. Y los tontos. Tengo casi treinta mil libros en casa; suficientes para resistir hasta la última bala. Quien crea que esa trinchera extraordinaria, su confortable compañía, la felicidad inmensa de acariciar lomos de piel o cartoné y hojear páginas de papel, pueden sustituirse por un chisme de plástico con un millón de libros electrónicos dentro, no tiene ni puta idea. Ni de qué es un lector, ni de qué es un libro.


martes, 14 de agosto de 2012

Sueños sin fin.

 Solía soñar con ir a Madrid, si algo tan horrible como Madrid en verano; resaltando que ya iba todos los años en compañía de mis tíos, ya lo conocía todo, la cibeles, el retiro, los museos, los parques.. Pero lo que yo solía tener en mi cabeza iba más allá.
 Soñaba con pasar un verano entero en Madrid, sola, bueno sola con mi mejor amiga, conocerla como solo dos adolescentes la podían conocer. Olvidarte del ruido de los coches, de las calles llenas, y del excesivo calor sin playas al rededor (soy de la costa), para centrarnos en pasar los días de parque de atracciones, a parque acuático, día si, día también, ¿Y las noches?, mezclarnos en la juerga madrileña, perdernos, reír, reír, reír más y volver al hotel con los zapatos en las manos.
 Convertirnos en pequeñas Lady Madrid, por un verano, entrar en todos los locales, despertarnos para comer y cenar comida basura, conocer chicos que nos hagan la locura del buen tiempo y encontrar alternativas rápidamente a la falta de tiempo.
 Lo mejor, ese sueño, ya es algo más que eso, mañana tengo un tren esperando en la estación, bienvenidos sean los días de cuarenta y ocho horas.

jueves, 9 de agosto de 2012

El día que no pueda más, voy a matarte.

Cuando llegas al limite de tu paciencia, al fin de la capacidad de luchar por alguien. Cuando echas demasiado de menos, cuando sonríes poco, cuando nada puede hacerte feliz; es ahí, cuando te derrumbas y solo el calor de tus sábanas te da consuelo.
Vives la vida por obligación, nadie te pide permiso para meterse en ella con sus "¿Qué te pasa?" y demás paridas, que no es preocupación en absoluto, solo simple marujeo.
Gente del mundo, al resto le gusta igual de poco que se metan en su vida, como a vosotros.
"No es el fin del mundo", ¿Qué?; soy una adolescente, con más sueños que aspiraciones, con mas enemigos que amigos y para algo que me sale bien, ahora se va a la mierda. Que no sea el fin de tu mundo, no significa que no lo sea del mio.
No busco dar pena como muchos pensáis, solo busco que cuando solo quiero desaparecer del mundo, aparezca una de esas personas, pocas la verdad, que me quiere de verdad, que realmente se interesa por mi; y me haga sonreír, que me de un abrazo y que cuando mis lágrimas mojen su camiseta me diga "Ssshhh, estas conmigo, no voy a dejar que nada pase", y que sea así, levantes la cabeza, te mire y susurre "Hoy por ti, mañana por mi, si no¿para qué están los amigos?".

sábado, 21 de julio de 2012

¿Alguna vez has querido a alguien por encima de tu propia vida?


 Una persona que es más que una amiga, que es sangre de tu sangre; tu hermana.
 Esa persona a la que le debes sonrisas y abrazos, y que no te llegará una vida para pagarle miradas cómplices y silencios en los que se dice todo. Que nunca cuelga una llamada tuya, que aunque esteis juntas semanas enteras, cuando se va, aun tienes un motivo para coger el whats app y contarle algo; y empiezas a darte cuenta que no son los de siempre los que más van a estar a tu lado, si no, los que realmente te quieren.
 Tus planes no se hacen solo para una, si no, para dos; y sin compartir ADN, dices "mis hijos te van a llamar tía" o "nos veo en tacataca compitiendo por ver cual de las dos tiene más enfermedades".
 Poca gente esta dispuesta a darte lo mejor de ellas mismas y menos aun toda su vida, pero siempre hay una, una sola eso esta claro, que está dispuesta a levantarte cuando las demás solo quieren hundirte, a hacerte sonreír, cuando solo tienes lágrimas en el cuerpo; y a dejarse la vida por sorprenderte, por ser impredecible y así, verte siempre sonreír.
 Si asume tus problemas, se ríe de tus complejos, te comes más broncas de ella que de tu madre, soporta tus malas palabras o te dice que eres una puta borde de mierda, si te mira con cara rara si haces una tontería para luego ella superarla aun, es la primera en reírse si te caes pero luego va y te abraza solo con verte la cara de culo, si te dice que te echa de menos cuando aun no hace ni un día entero que os visteis, ambas sabeis a la perfeccion donde está todo en la casa de la otra o más bien es como vuestra segunda casa.

Señoras y señores, eso sí es amistad.

lunes, 9 de julio de 2012

Ich liebe dich.

Cada noche me despierto y miro mis mensajes, al igual que cada mañana y cada tarde. Nada, tú sigues lejos de mi, y sin preocuparte por mi pequeño corazoncillo desde que te fuiste de mi lado. Nunca va a haber otra en mi vida que no seas tú, mi vida; me dijiste antes de subirte al avión que te llevaría lejos de mi, sin billete de regreso.
Ahora, desde hace un mes, me planteo la duda de si me sigues queriendo, o si lo mejor será que rehaga mi vida.
Aunque, la primera idea que ronda mi cabeza es dejarlo todo y coger el primer vuelo a tu lado, buscarte en cualquier cama, en cualquier sonrisa.

lunes, 2 de julio de 2012

Lo más grande es vivir este momento.


Él juguetea con mi pelo, alegando que está practicando sus nudos. Después de un rato, sus manos se quedan quietas.
― ¿Qué?
― Desearía poder congelar este momento, justo aquí, justo ahora, y vivir en el para siempre. 
Normalmente este tipo de comentario, el tipo que insinúa su amor inmortal por mí, me hace sentir culpable y horrible. Pero me siento tan cálida y relajada y tan por encima de toda preocupación por un futuro que nunca tendré, que dejo que se escape la palabra:
― Vale.

Calla, sólo escucha.

 Párate un segundo y escucha, apaga el ordenador, la televisión, la música, silencia el móvil, hasta la lampara.  Quita todos y cada uno de los ruidos que tienes a tu alrededor, y escucha, es silencio.
 La cosa más maravillosa que tenemos y no sabemos apreciar, que es más bonito que tener silencio para apreciar la respiración aterciopelada de la persona que duerme a tu lado, por ejemplo, que mejor fondo para pronunciar esas dos palabras tan importantes para las personas como lo es un te quiero
 El silencio hace que todo sea especial, que la letra de una canción sea pura y podamos escuchar con todo detalle las palabras maravillosas de su autor, y que sentada en el sofá con un bote de palomitas, no te pierdas detalle de tu película favorita.
 Los mejores momentos de la vida pasan en silencio, el que se escucha en la sala de partos, cuando un niño acaba de nacer y su madre lo admira, feliz; como el que escucha un portero justo antes de parar el tiro que podía haber sido la derrota de una final, como cuando dices la ultima palabra y te sientes poderosa por que nadie sabe contestar.
 Aprecia el tesoro que le da valor a las cosas bonitas, imagínate una declaración de amor en una de las ajetreadas calles de New York, si es una ciudad preciosa para ello, pero el ruido de los coches ensordecería la felicidad de tus extremidades, y el humo de los coches, el brillo de tus preciosos ojos verdes antes de contestar que sí.

viernes, 29 de junio de 2012

Olor a..VERANO.

 Todo el mundo sabe como huele el verano, como se siente el verano.
 Dormir hasta tarde, acostarse más tarde aun, sol, playa, calor, fiestas y sueños por cumplir.
 Pero lo más parecido a un amor de verano que encontraremos la mayoría, va a ser la historia que tendremos cada noche con las sabanas al irnos a dormir. Si viajamos, echaremos de menos lo de casa y quien sabe, igual cuando volvamos ya nada es lo mismo; y si no viajamos, queremos irnos lejos para vivir aventuras. Seamos realistas, nunca nos gusta lo que tenemos. Pero es así somos inconformistas, nos gusta vivir aventuras, pero sin salir de casa; enamorarnos, pero no creer nunca que se puede acabar hasta que pasa, y claro, nos rompen el corazón. ¿Y cuáles son las consecuencias? Nos encontramos, con el mejor verano de nuestra vida sin salir de la ciudad de siempre, con la misma gente de cada día, sin vivir aventuras realmente nuevas, pero dándote cuenta de que te haces mayor, de que le sacas cada vez más partido a los días y que en realidad, aun que tengas pocos amigos de verdad, ellos son los que realmente un verano valga la pena. 
Déjate de viajes caros, de buscar amores incondicionales o aventuras mal paradas, el verdadero olor a verano llega cuando pasas el tiempo con los amigos de verdad y no paras de reír.

jueves, 14 de junio de 2012

Y cuando creía que nada más podía ir a mal,

llegas tú y me dices que te vas, y que te vas a Alemania.
 Al ver mi reacción ante la noticia, me preguntaste si me iría contigo y la verdad es que ganas no me faltan. ¿Pero qué hago yo allí, en la ciudad de los desastres? Seguro que sólo para seguir con mi buena suerte, contruirían un segundo muro en Berlín, que nos cogería separados.

sábado, 9 de junio de 2012

Solía tener miedo.

 Desde el día que entraste por la puerta, mis ojos se clavaron en el brillo de los tuyos. Tú no lo sabes, pero en ese momento mi mente se centro en ti, fue como un eclipse lunar en pleno agosto de Sevilla. 
 Te sentaste a mi lado, y mi corazón, latía tan fuerte que pensé que llegarías a escucharlo. Pero eso, no pasó. Me convertí en un puñado de nervios absurdos, sabía que eras el chico de mi vida, con tu pelito largo, tu polito y ese jersey azul que nunca te quitas de encima.
 Ahora al recordarlo me doy cuenta de que nunca tuve que dejarte marchar, de que el roce de otras manos no hace que se me ponga la piel de gallina, ni que nadie me prepara leche cada mañana y me la trae a la cama después de una noche larga durmiendo abrazados.. Más bien ya nadie me abraza mientras duermo desde que no estás. 
 Ni tampoco me encuentro al llegar cada sábado por la mañana a casa una rosa sobre mi cama, acompañada de una tarjeta escrita en letra cursiva, y con la frase más sencilla y concisa del mundo: te quiero. Todos los hombres creen que estoy loca cuando propongo uno de los planes absurdos que se me ocurrían con frecuencia, de esos que después nos reíamos durante días después.
 Me había acostumbrado a ti, a tus susurros, a tus besos, a tus caricias. ¿Recuerdas que solía tener miedo por casi todo? Por si algún día te ibas con una mas guapa, más lista o simplemente con más dinero que yo. También cabía la posibilidad de encontrar un monstruo bajo mi cama, hasta que tu te metías en ella, a mi lado. ¿Recuerdas como me reía cada vez que llegabas al galope como un príncipe rescatando a su princesa para matar a la gran bestia que me retenía? Sí, maravillosas arañas.
 Lo admito era una miedosa, pero solo porque te tenía a ti para que me defendieses.. Desde que no estas, desde que te fuiste de mi lado, no tengo miedo a nada, porque nada me puede hacer más daño que tu ausencia.
Ahora lo sé: Puedo vivir sin ti, pero mejor contigo.

Una hermana es una hermana.

Lo más valioso que tengo en la vida, no puede medirse en quilates, ni en dolares o euros. Lo más grande de mi vida, no es algo perfecto, ni maravilloso; pero eso es lo que hace que sea especial, las locuras, las tonterías, lo cabezota que es, lo borde que suelta por la boca que, antes o después, compensa con una sonrisa picara.
Gente del mundo, hay que conocerla para saber lo que te estas perdiendo, es un diamante en bruto, un puñado de absurdos complejos y puede que la persona más celosa que haya conocido en mi vida, pero también es una gran soñadora que lucha por todos y cada uno de sus sueños. 
Me encantaría algún día llegar a ser la mitad de descarada, un cuarto de lo risueña que es y tener, yo todos sus problemas, para quitarlos de su cabeza y que sus ojos verdes destellen al mundo. 
Si a alguien le debo algo, es a ella, por todas las horas que lleva perdidas por mi culpa, por el cumulo de sonrisas que saca de mi cara día si, y día también, sin pedir nada a cambio. A todo esto, recuerdo que le debo algún que otro rompedero de cabeza cuando no comparto sus opiniones y acabamos discutiendo. 

Aun que bueno todo pasa al recordarnos una a la otra que una hermana, es una hermana. Y las hermanas lo son todo.

jueves, 24 de mayo de 2012

¿Y si me tiemblan las piernas?

 Porque lo hacen cada vez que pasas por mi lado, que me miras, que me sonríes.. Y ya no te digo cuando me hablas. 
 Guardo en mi memoria todos los "te quiero" que me dices, los abrazos que me das y todas nuestras conversaciones en silencio, únicamente con miradas. Guardo también la sensación de hormigueo que me sube por la barriga cada vez que me coges la mano por la calle, o por la cintura, para besarme bajo la lluvia.
 Me encanta la delicadeza con la que me tumbas en tu cama cada noche, con la que me rozas los labios cuando sonrió, es exactamente la misma dulzura con la que me dices ese buenos días, Princesa; cuando me despierto a tu lado y llevas rato viéndome mientras duermo. ¿Y sabes que me encanta también? Escuchar tu voz durante horas todas las noches, que te quedes dormido, y recrearme unos minutos escuchando como respiras antes de colgar.
 Sé que tienes el poder de adivinar las cosas a través de mis ojos, que con una sonrisa no te engaño y que, con un abrazo y un beso, siempre se arregla todo. Pero lo que realmente sé, es que quiero pasar el resto de mi vida a tu lado, que me sigas sonriendo cada vez que me comporto como una niña, que me hagas cosquillas y me mates a besos, cuando me enfurruño; que cada sábado de verano vayamos a la playa a ver las estrellas, y me digas que si consigo contarlas todas sabré lo mucho que me quieres y me querrás mientras sea la única mujer de tu vida, porque algún día tendré que compartirte, pero con nuestra hija.

Los soñadores sin billete,



tampoco vamos a ninguna parte.

lunes, 21 de mayo de 2012

Solía decir, "te quiero".

 Las lágrimas le caían por los pómulos, temblaba, encogida, mientras escuchaba sus suplicas por detrás de la puerta. Silencio. Se levanta con cuidado, se lava la cara, se recoge sus rizos para verse las magulladuras de la cara y los hombros; se pega a la puerta y escucha el sonido de la puerta de la calle. Silencio. Sale del baño con cuidado y tras comprobar que el pasillo estaba vacío, corre a la habitación del fondo, a la suya, y mira con delicadeza debajo de la gran cama de matrimonio, estaban allí, asustadas, sus pequeñas ganas de sonreír cada mañana. Las vistió rápido, con cualquier cosa, pero guapas; no quería que se dieran cuenta de lo que pasaba; llegaba con que ella tuviese miedo. Las niñas empezaron a corretear y reír por toda la casa. Se giró hacia ellas mientras se cambiaba, con un dedo delante de la boca. Silencio. Volvió a escuchar mientras hacía un par de llamadas teléfono. Silencio. Salió con sus hijas de la mano por las escaleras, por si regresaba, un taxi las esperaba abajo, era el camino a la libertad; lejos de ataques, golpes, moratones y malas palabras. Con las dos niñas dentro, escuchó su nombre, se giró y lo miró a él, allí de pie; estaba enfadado y ella lo sabia, conocía esa cara. Tembló por un segundo, pero se metió dentro, cerrando la puerta tras ella. Silencio. La libertad era suya, y ahora, solo para ellas tres.

domingo, 20 de mayo de 2012

De valientes está el cementerio lleno.


 ¿Cuántas veces has creído que no le importas nada?¿Y qué no te necesita?¿Cuántas veces te has sentido impotente, después de que te colgase o se desconectase sin explicación? Esa es la peor sensación de todas, darlo todo por todos, como el sol que siempre está ahí para nosotros; y luego creer que no lo valoran, que no le dan importancia. 
 De valientes está el cementerio lleno, es mejor ir con calma, dejarte ayudar, ¿consigues algo yendo de valiente y luego hundiéndote como el Titanic solo en tu cuarto?. La gente, bueno no, la gente no, tus amigos; no quieren ver que se borre esa sonrisa de tu cara y si pasa, hacen lo hasta lo imposible porque vuelva a aparecer cuanto antes. Usan la magia llamada, "ellos te conocen", pueden conseguir que el peor día de tu vida, acabe siendo uno de esos que quieres recordar siempre, "soplar tus nubes grises" dirían los más poéticos. En serio confía, son mejores que cualquier cómico, más comprensivos que un psicólogo y me aventuraría a decir que incluso alguno, te conoce mejor que tu madre; que es más que un hermano. O es que tú, si tú, el que está leyendo esto ahora mismo, ¿conoces algo mejor que tomarte unas cañas con tus amigos en verano o ver una película en casa en invierno, con ese al que llamas mejor amigo? Porque desde mi punto de vista no hay nada mejor, que quien te quiere tal y como eres, en tus idas y venidas, así, sin cambios.

Lo pequeño es grande día a día.


 Nunca se había encontrado en esa situación, siempre era la más bajita, también la más pequeña, pero esto era diferente; tenía que demostrar lo que valía. Con el balón en las manos, espera nerviosa el sonido del soplido del árbitro; que no llegaba. Una corriente del norte sopla a su espalda, era frío, nada parecido a las brisas calidas del sur del Atlántico. Ya estaba sumergida en sus estrategias cuando sonó el primer pitido, largo, firme, claro.. El balón comienza a deslizarse de unas manos en otras, ida y vuelta, el peso del equipo carga sobre ella, que a la tercera vuelta lo coge con fuerza para evitar que se caiga y avanza fuerte hacia su destino, el roce de la red. Dos soplidos cortos, baja llena de orgullo a cubrir su puesto en la defensa, otra vez ella sola ante el peligro, sus seis compañeras le cubren las espaldas. Se aproxima rápidamente, está tranquila al fin, sabe lo que tiene que hacer y lo más importante, sabe que puede hacerlo; se mantiene en tensión, los músculos de sus diminutas piernas se marcan tras su morena piel y cuenta, uno, dos y se abalanza rápidamente sobre el pase destinado a otra persona, vestida de otro color. Avanza rozando el balón a ratos, con grandes zancadas hacia la portera, sola bajo los tres palos, tres pasos y desde su visión de pájaro suspendido en el aire, suelta el balón con precisión y la fuerza justa, no mira, sale corriendo y escucha otra vez dos soplidos equidistantes; una sonrisa se muestra en su cara y por su pensamiento solo pasa una cosa: -Este es el principio-.
 Suena la bocina final, después de haber luchado durante tres días enteros, se reúne con sus catorce compañeras, ríen, se abrazan. Cuando entró en el vestuario todas cantaban, no tardó en unirse a los cánticos por la victoria.
 Están todas listas y alguien empieza a hablar, empiezan a dar premios a jugadoras, escuchan, esperanzadas de llevarse para casa el premio a la mejor portera, se decepcionan, ninguna de sus tres compañeras lo lucirá en la estantería de su cuarto. Ya sin esperanzas de aspirar a nada más que al primer puesto se relaja, de los altavoces salen las palabras, -que se acabe ya- piensa ella, -el premio a la mejor jugadora es para- todos los equipos tienen tensión, hasta el suyo, todas las jugadoras lo tienen, todas menos ella. Cuando ya estaba pensando en cuando llegaría a casa, dicen el nombre, pero ella no lo escucha, todas sus compañeras se giran, la victorean -¿Qué  pasa?- piensa, su entrenador la coge en brazos, la abraza, -No puede ser-, la lleva hasta un hombre grande que le da dos besos, ve la copa y se da cuenta de lo que estaba pasando. Había luchado por su equipo, y ella también había ganado. De repente toda la grada se levanta y empiezan a corear, sonríe, suena conocido, -..kilele kilele, amo amo kilele, a conga y a vonga, a conga babilonga..- se une a ellas dando botes.

Mantenerme haciendo el fiera, como el pez en su pecera.

Hoy es uno de esos días en los que me doy cuenta que ya no soy tan fuerte como antes, que ahora necesito a gente, cuando hasta hace un par de meses me bastaba yo sola. Tengo que admitir que me hace falta un abrazo diario (como poco) y que la gente me sonría para que el día, acabe bien.
Las cosas están cambiando, me hago mayor, me arreglo más, digo menos tacos, protejo el triple a los que quiero e incluso me agoto con la mitad. Me estoy volviendo perezosa, me miro más en el espejo, pero aun sigo adorando dormir; es una de mis mayores aficiones.
El otro día cogí un libro, hacía un montón que no leía, creo que no recordaba que me gustara tanto leer, Zafón lo siento; ahora mismo Mark Levy te gana ventaja en mi estantería. 



No es solo un cambio de autor, es un cambio de estilo, los libros, la ropa, TOMO APUNTES EN CLASE DE MATES; apuesto que hay gente que no se lo cree, como no se creían que me iba a poner una americana alguna vez en mi vida, que fuera capaz de aprobar lengua a la primera o cuando dije que iba a dejar de fumar.
Pero ahora, también soy mas cariñosa, menos borde y digo las cosas con algún rodeo, a veces, para evitar hacer daño a la gente que quiero. Mis niños, mis veinticuatro enanos, dirian ahora mismo: "No mientas, que eres una gruñona", y la verdad es que tendría que empezar a sonreir más.
La vida cambia, los años pasan, puedo llegar a admitir que estoy siendo hasta un poco bipolar, cosa que cuando es en los demás me desquicia, pero es verdad estoy teniendo días en los que empiezo en lo mas alto y sin darme cuenta parece que mi mundo, mi vida, mis sueños, se van a la mierda.. Algunos de mis amigos dicen que pasa cuando creces, que piensas más, que te envenenas con nada, que es cosa de la edad.
El problema es que yo no quería crecer, es algo que no pedí.

sábado, 19 de mayo de 2012

Pintores, filósofos, creadores, inventores, genios; incomprendidos soñadores.

No miento cuando digo que todas y cada una de las personas del mundo, tienen sueños. Algunos fáciles de conseguir y otros, por el contrario, muchísimo más inalcanzables. 
Desde mi punto de vista, puedes tener en la palma de tu mano todo lo que sueñes o imagines, ponte un reto, piensa que puedes conseguirlo y busca a las personas que quieran que lo consigas; no entran aquí los "amigos" que te dicen que tardarás mucho o que es muy difícil. Nada es demasiado difícil, a veces, sólo faltan las verdaderas ganas de intentarlo o el miedo a que salga mal.
Si todo el mundo se hubiese rendido por el miedo a fracasar, la vida seria gris, las casas aún cuevas y hablaríamos por gritos y gruñidos como los animales.
Pintores, filósofos, creadores, inventores, genios, incomprendidos soñadores, gracias.