jueves, 21 de enero de 2016

Y así nos luce el pelo.

Vivimos en un país triste. Triste, con gente triste y gente que está triste.

Triste es que la juventud de este país se sienta realizada cuando papá nos compra un coche, una moto o nos paga todas y cada una de las fiestas, triste es que pensemos en alcohol y pasarlo bien antes que en formarnos en un trabajo. Cuanta gente triste hay por ahí sin saber que es de su vida ahora, mañana o dentro de diez años. Hacerse mayor no es pintarte la piel con tatuajes, conducir un coche de alta gama o salir de casa sin hora, hacerse mayor es respetar a los demás antes que a ti mismo, compartir ideas pero no imponerlas, hacerse mayor es empezar a trabajar y comerte una bronca tremenda que no te corresponde de tu jefe sin decir ni mu. Hacerse mayor es evolucionar, crecer, que cambien tus sueños y aspiraciones, luchar por ellos.

Los que si sueñan son todas esas personas que luchan cada día por salir adelante, esas familias medias que no consiguen hacer que sus hijos tengan más de una comida al día, todas esas personas a las que se les acumulan las facturas en un cajón porque con su sueldo base no les da para todo. Triste es que haya jóvenes que no puedan ir a la universidad porque después de años de esfuerzo los ahorros de una vida no den para pagar ni la matricula. Triste es que los modelos de felicidad, de triunfo que tenemos en este país sean futbolistas o famosos que son conocidos por un triste reality.
Miles de personas se van a la cama cada noche sin saber que hacer para que a sus hijos no les falte de nada, millones de niños tienen cada navidad juguetes reutilizados, pero hay en el mundo gente que se baña en oro sin realmente haber hecho nada de su vida.

Y así nos luce el pelo en Europa, nos quejamos de que nuestro país va mal pero nadie hace nada por evitarlo, cada día nuestros políticos roban más, cada hora que pasa hay más personas paradas y las diferencias entre pobres y ricos se acentúan. Como si no fuese suficiente estudiar para pelear por una beca y poder estudiar, si aún dejándote los cuernos no consigues eso, no estudies, tienes dos opciones: Ir a la tele a hacer el ridículo o que papá lo pague todo. Mientras tanto el resto del mundo apuesta por sus jóvenes, porque estos tengan un futuro, el nuestro nos enseña que los ignorantes llega más lejos que los que se forman.