martes, 30 de junio de 2015

Quien te quiere, te cuida.

 Nací en el 94, entre los CD's de las Spice Girls y Back Street Boys de mi tía. Tenía un peto vaquero, unas botas panama, lombrices en los bolsillos, grillos en botes y muchas ganas de comerme el mundo. Soñaba con ser exploradora cada vez que llegaba a "la piedra", no cualquier piedra, sino la mía, en la que nadie me podía, adiestraba leones con palos y conquistaba islas desiertas sin necesidad de un barco. Era la reina del mundo.

 Treinta de Junio de 2015, veintiún años después, toda mi valentía se quedó entre los árboles que susurraban por las noches al lado de mi casa, los perros que me acompañaban de excursión cada día. No sonrío enseñando los dientes porque no hacen una linea recta y cuando llega el verano, no enseño la barriga porque no es apta para las miradas, mi piercing se ríe de mi por tonta. Mis aventuras se basan en los millones de libros que devoro, mis sueños; en cosas comunes como pasar un fin de semana en la playa o un invierno en Madrid. 
 Me escapo de la vida con mis amigas, con risas que paran el tiempo y planes para un futuro impreciso, vivo lejos de mi rutina, es lo malo de hacerse mayor, pero ellas son capaces de seguir ahí, dejándome claro que "quien te quiere, te cuida" es una realidad y no una promesa incompleta más. Seis meses atrás, todos me prometieron el oro y el moro, pero a la hora de la verdad solo quedan unos pocos, la distancia hace el olvido si, pero como escusa; como pega para dejarte atras. A doscientos kilómetros tengo gente que me prometió un siempre, que juro que nada ni nadie nos iba a separar, pero en el mismo sitio, a unas casas de distancia están esas personas que llegaron a tu vida creyéndose nadie, con ganas de serlo todo. 





 Y joder, que bien sienta saber que siempre va a ser bonito volver a casa teniendo sonrisas que sean para ti.

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